viernes, 18 de mayo de 2012

Variedad de Trabajos



Luego de una semana conociendo a las familias y los lugares más importantes de Fredrikstad, empezamos en nuestros nuevos trabajos.

A mí me asignaron dos lugares para trabajar, el primero es un asilo para ancianos y el segundo es una Escuela para enseñar español.  Los nervios se hicieron presentes días antes de comenzar, por saber cómo seria, por cómo nos iban a recibir, etc.

El primer día en el asilo llamado Smedbakken Sykehjem fue conocer las instalaciones, personal administrativo y la encargada me explico un poco del trabajo que realizan con los ancianitos.

Me costó un poco el integrarme al personal porque casi no hablan inglés, pero a través de mímica o dibujos nos entendíamos.

Asistía a este lugar los días lunes, miércoles y viernes en horario de 09:00 a 14:00 hrs.  Dentro de las actividades que realicé en el asilo fueron hacer ejercicios con los ancianitos para ayudarlos con la circulación, a prepararles el desayuno, servirles el almuerzo y cuando hacia un bonito día salíamos a dar un paseo.

El asilo tenía alrededor de 60 ancianitos todos padecían de demencia senil y están ubicados en diferentes sectores según su gravedad.  Cada sector tiene ocho ancianitos cada uno con su cuarto y baño propio.  A su cuidado están doctores y varias enfermeras.

Los días martes y jueves asisto a una escuela llamada Kvernhuset Ungdomsskole.  Es una escuela pública y fue fundada hace diez años, es muy bonita y moderna.

Existen solo tres grados que son octavo con jóvenes de 13 y 14 años, noveno que es de 14 y 15 años y decimo grado que son jóvenes de 15 y 16 años.

La enseñanza está basada en el medio ambiente y cada grado tiene asignado un color.  Las clases son basadas en la experimentación y en las experiencias de los alumnos.

En esta escuela soy la asistente de las maestras de español y trabajo con los grados de octavo y noveno.  Ayudo a los alumnos a redactar o resolver dudas con respecto a los ejercicios del libro de actividades. 

Al principio fue un poco difícil porque les daba un poco de pena al hablar por miedo a equivocarse o decirle mal, pero con el pasar de los días han tenido más confianza y se acercan a mí para que los ayude y algunas veces hasta bromeamos.